¿Cómo funcionan los audífonos?

¿Sabías que los primeros dispositivos de audición fueron desarrollados en el siglo XIII? Hace muchos años, las personas con pérdida auditiva usaban los cuernos huecos de los animales para recoger y canalizar el sonido a sus conductos auditivos. Los problemas de audición han aparecido siempre a lo largo de la historia del ser humano, trayendo consigo múltiples inventos por ofrecer una solución.

La evolución de los audífonos

En el siglo XV un investigador descubrió, en una competición para ver quién diseñaba la trompeta más potente, que usando la trompeta al revés los sonidos a una cierta distancia aumentaban. Así surgió la idea de utilizar este método que pasaría a llamarse trompeta o trompetilla para sordos. Este instrumento se usaría durante tres siglos. Estéticamente llamaban mucho la atención por lo que se empezaron a demandar distintos materiales, formas y tamaños que se camuflaran con la vestimenta.

El salto de la trompetilla al primer audífono, fue fruto de Alexander Graham Bell, el inventor del teléfono. Creó un dispositivo electromagnético capaz de convertir los impulsos eléctricos en sonidos medianamente definidos. Fue diez años después, en 1886, cuando Edison inventó el micrófono de gránulos de carbón, mejorando la calidad y amplitud del sonido.

A finales del siglo XIX, se patentaron los primeros audífonos eléctricos, tan grandes que debían colocarse encima de una mesa y con una batería de escasa duración que no llegaba ni a las dos horas. Durante el siglo XX la evolución de los audífonos tuvo varios objetivos claros: la disminución de su tamaño, el aumento de la ampliación del sonido y el bajo consumo de energía. En 1948 se dio un gran paso con la invención del transistor, mejorando la calidad del sonido y disminuyendo progresivamente el tamaño de estos aparatos. En 1958, con la invención de los circuitos integrados, se dio paso a los retro auriculares, vigentes hoy en día.

Así, con el paso de los años, la evolución del audífono era cada vez mayor hasta que, en los años 80, se fabricaron los primeros audífonos digitales que revolucionaron el mercado. Y así llegamos a los modelos que manejamos actualmente: discretos, adaptables, cómodos y con una gran ampliación y corrección del sonido.

La tecnología sofisticada que hoy en día llevan los audífonos ayuda a las personas a vivir su vida al máximo y seguro que, si los llevas, te habrás preguntado cómo funcionan.

¿Cómo funcionan los audífonos?

Todos los audífonos tienen 5 componentes básicos:

  • Micrófonos.
  • Un amplificador.
  • Un altavoz.
  • Una batería.
  • Un chip informático.

Los micrófonos recogen los sonidos que le rodean, estos sonidos son analizados por el chip informático que procesa los sonidos y los envía al amplificador.

El amplificador aumenta el volumen y envía estos sonidos al altavoz, lo que a su vez transmite los sonidos al oído interno. Esto sucede mediante el tubo en el molde auditivo en el conducto auditivo o a través de un cable fino al altavoz en el oído. Cuando los sonidos llegan a tu oído interno, este convierte las ondas sonoras en impulsos eléctricos que se envían al cerebro y los procesa. Así es como los audífonos ayudan al cerebro a interpretar los sonidos.

Se adaptan a tus necesidades

Los audífonos digitales actuales analizan los sonidos entrantes de forma inteligente y filtran y aumentan de forma selectiva los sonidos relevantes. Esto se basa en su programación, los diferentes tipos de pérdida auditiva requieren de una programación diferente. Tu audioprotesista programará los aparatos, ajustándose a tus necesidades y a tu tipo de pérdida auditiva.

Como ejemplo, algunas personas tienen dificultades para oír los sonidos bajos mientras que a otras les resulta complicado escuchar los tonos altos. Los audífonos amplifican ciertos sonidos de forma que mejoran el habla de una persona, en vez de los ruidos en segundo plano. También pueden adaptarse sutilmente a los diferentes entornos; pero los audífonos adecuados te ayudarán a sacar el máximo partido de ambas situaciones.

 

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