Acúfenos. ¿Qué son y cómo tratarlos?

Los acúfenos o zumbidos en los oídos son un síntoma relacionado con el sistema auditivo muy frecuente en la población. Se trata de zumbidos o silbidos que se escuchan en uno o ambos oídos sin que exista una fuente exterior de sonido y que se acentúan cuando hay silencio absoluto en el ambiente. Se presenta entre un 10-17% pero en la mayoría de los casos no molesta y no es necesario seguir ningún tratamiento específico.

Normalmente, los acúfenos tienen carácter leve y transitorio pero si son más molestos o continuos, pueden derivar en alteraciones del sueño e interferir en el descanso y la concentración.

¿Qué tipos de acúfenos hay?

  • Subjetivos: se perciben ruidos sin que exista estímulo acústico, por lo que otras personas no pueden escucharlo. Constituyen el 95% de los casos.
  • Objetivos: pueden percibirlos tanto el paciente como el médico. Suelen implicar el ruido del flujo de los vasos sanguíneos, provocando un sonido pulsátil y sincrónico con el pulso. Los producen estructuras cercanas al oído que en algunos casos no pertenecen a él.

Causas de los acúfenos o por qué se producen

Actualmente se desconocen pero se sabe que la causa de la molesta es una disfunción en la vía auditiva que es reversible y puede tratarse con la terapia de reentrenamiento o habituación (TRT).

Los factores que pueden facilitar su aparición son:

  • Hipoacusia o pérdida de audición.
  • Infecciones de oído (otitis).
  • El envejecimiento.
  • Exposición a ruidos fuertes.
  • Fármacos ototóxicos: ácido acetilsalicílico, algunos antibióticos, etc.
  • Tapones de cerumen.
  • Tumores del nervio acústico.
  • Otras causas como problemas en la columna vertebral, disfunción temporomandibular, hipertensión arterial, etc.

Algunas circunstancias como los ruidos fuertes y las situaciones de estrés pueden hacer notar un aumento de los acúfenos.

¿Cuáles son sus síntomas?

Suele manifestarse como un pitido, zumbido o silbido que se escucha por ambos oídos, aunque también puede asemejarse a un rugido, al ruido de la red eléctrica, un chasquido o un siseo.

Su intensidad o tono pueden variar y ser más suave, más fuerte, agudo o grave; aunque los más habituales suelen ser los agudos. A menudo, quienes lo sufren suelen padecer hiperacusia, una mayor sensibilidad a los ruidos externos.

¿Cómo tratarlos?

No existe ningún tratamiento farmacológico efectivo por lo que se realiza una terapia de reentrenamiento o habituación. Gracias a la existencia de la plasticidad neuronal, podemos revertir esta alteración, devolviendo la normalidad a la vía auditiva, dejando el acúfeno en el subconsciente y quitando la molestia. Se convierte en un estímulo irrelevante que el cerebro no detecta.

Este tratamiento requiere dos pasos:

  • Consejo terapeútico: elimina la significación negativa que el acúfeno tiene para el paciente, consiguiendo que se convierta en una señal neutra para el cerebro.
  • Terapia sonora: tiene como objetivo conseguir que el acúfeno se quede a nivel subcortical (subconsciente) en la vía auditiva, de forma que no se perciba y deje de molestar.

No obstante, el tratamiento más eficaz es la eliminación de la causa o la enfermedad subyacente que provoca los acúfenos. Si existen cuadros de estrés o depresión también deben tratarse, así como evitar el consumo de sustancias que fomenten los acúfenos.

 

Si el problema persiste, recuerda la importancia de acudir al médico especialista o audioprotesista para detectar la causa, si la hubiera, y tratarla.